jueves, 27 de octubre de 2011

Carroñeros. Orden de llegada.

Los carroñeros han tenido muy mala fama y siempre se les ha asociado con la muerte, con un animal que vive de la desgracia ajena. Pero su función de aspiradoras del campo es fundamental ya que eliminan de posibles focos de infección nuestros bosques y campos.
Uno de los días que estuvimos viendo la berrea también pudimos contemplar varios buitres y ahí pensé en hacer esta entrada. Una entrada que intentará explicara el orden de llegada de los carroñeros a una carroña.
En nuestro país tenemos cuatro buitres: negro, leonado, quebrantahuesos y alimoche. Los cuatro viven principalmente de las carroñas; la evolución les ha ido confiriendo una serie de características especiales para que todos se alimenten de una misma carroña sin solaparse, son complementarios.
Varios cuervos con tres buitres leonados y uno negro
Cuando aparece una carroña en el campo los primeros en llegar son los córvidos (urracas, cuervos,…). Solamente pueden comer las partes blandas del animal (lengua, ojos,…). Como buenos córvidos no pararán de moverse de una lado a otro, alrededor y sobre el cuerpo del animal muerto. Al incidir los rayos del sol sobre sus plumas, se provocarán unos reflejos que actuarán como verdaderos llamadores para los buitres, ya que esos reflejos los observan desde la altura.
Los siguientes en llegar son los buitres negros, el ave más grande de España (pueden tener hasta 3 m de envergadura). Se dan prisa en llegar ya que prefieren comer sin ser molestados o agobiados por los buitres leonados. Con su fuerte pico abren el cuerpo y solamente comen a nivel superficial (músculos,…); si comieran piel o pelos lo devolverían en forma de egagrópilas (una especie de bolas). Los buitres negros también se pueden alimentar, es mucho más raro, cazando crías de conejos o pequeños roedores.
Mientras tanto, los buitres leonados, comienzan a comunicarse, de unos a otros, que uno de ellos ha encontrado comida, y lo hacen de una manera muy curiosa.
Los buitres leonados viven en grandes comunidades que todas las mañanas, aprovechando las térmicas (aire caliente) salen a explorar el monte. Lo hacen subiendo lentamente y, casi sin esfuerzo, se dejan llevar por el aire caliente hasta gran altura, extendiéndose de tal manera que cada buitre patrullará una zona, lo cual les permite colaborar en busca de comida abarcando una enorme extensión de terreno. Desde esa gran altura buscan el movimiento de los córvidos sobre la carroña, ven los reflejos, y rápidamente hacen un vuelo característico que indicará a su compañero de la izquierda y su compañero de la derecha que allí hay comida. Esos buitres harán lo mismo y se dirigirán hacia la carroña, de tal manera que en muy poco tiempo se lo han ido comunicando unos a otros, juntándose un gran número de buitres leonados cerca del animal muerto.
Esperarán a que el buitre negro abra el cuerpo, ya que ellos no pueden hacerlo, sus picos no son tan fuertes; si en la zona no hubiera buitres negros deberían de esperar a que un mamífero (zorro, lobo e incluso jabalí) hiciera ese trabajo.
Buitres leonados y uno negro comiendo una carroña. 
Cuando el zorro, lobo, jabalí o buitre negro han terminado de comer, los hasta 300 buitres leonados que están esperando su turno, se lanzan a la carroña, pero lo hacen de una manera organizada, comen por orden jerárquico, de mayor a menor importancia. Comerán las partes internas del animal, las vísceras, dejando los huesos pelados. Si por la zona hubiera alimoches comerían tras los buitres leonados o, si pueden, restos de lo que se les va cayendo, si no comerán  lo que les quede de la carne pegada a los huesos.
Los buitres leonados tienen el cuello pelado como medida de higiene ya que si tuvieran plumas, al introducirse dentro del cuerpo, se les quedarían pegadas bacterias provocando infecciones. Por el contrario el buitre negro solamente tiene pelada la cabeza al comer partes externas y no meter todo el cuello en el animal muerto, al igual que el alimoche que tiene pelada la cara. 
Alimoche entre los buitres esperando su turno.
Al hablar del alimoche siempre recuerdo uno en especial, se llamaba Gaspar y aparecia en un capítulo de El Hombre y la Tierra. En él se veía cómo rompía huevos de avestruz, otra forma de alimentarse. Así lo hacen los alimoches, rompen huevos de dos maneras diferentes, tirándolos contra piedras o cogiendo piedras y tirándolas contra el huevo, es decir, utilizan herramientas para su beneficio, es el único caso en las aves. Lo hace en función del tamaño del huevo. Si está en África y coge un huevo de avestruz le lanzará piedras. Si es un huevo pequeño lanzará este sobre las piedras. (Si pincháis AQUÍ lo veréis. No es Gaspar, está en inglés, pero se ve como lo hace).
Al terminar los buitres leonados y alimoches aparecería, en las zonas que hubiera, el quebrantahuestos (especie en grave peligro de extinción en España), que como su nombre indica, se alimenta de los huesos que quedan tras la comilona de sus primos. Lo hace cogiéndolos y tras elevarse volando a cierta altura; los lanza para que se rompan contra las piedras y así comerlos (si pincháis AQUÍ lo veréis en este reportaje de la televisión mejicana).
De estos cuatro buitres: negro, leonado, quebrantahuesos y alimoche, el único que emigra es este último. Lo hace a África en un largo viaje que podéis seguir pinchando AQUÍ.
Esta es la función de los carroñeros, limpiar el bosque, y os aseguro que presenciar a cientos de buitres comiendo una carroña no deja a nadie indiferente.
(Agradezco enormemente a Poli prestarme sus fotografías para esta entrada)

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