martes, 4 de octubre de 2011

La mirada del lobo.

Siempre se ha dicho que “la mirada de un lobo te hiela la sangre” y, en cierto modo, es verdad. Esos ojos almendrados de mirada penetrante, profunda, que te observan y parece que leen en tu interior. Cuando un lobo te mira directamente quedas hipnotizado, no puedes dejar de mirarlo hasta que él decida cambiar la mirada.
Impresionante fotografía de la mirada de un lobo realizada por Poli
Hay tres encuentros con el lobo que por diversas razones me causaron una gran impresión e hicieron darme cuenta de aspectos que antes no había podido imaginar. Los tres son por casualidad. Y los tres son a muy corta distancia.
La primera mirada es la primera vez que vi un lobo. Tendría unos siete u ocho años. El verano terminaba y volvía con mis padres y hermano del Lago de Sanabria, donde habíamos pasado casi dos meses en tienda de campaña; justo antes de llegar al pueblo de Galende, en una curva cerrada hacia la izquierda, mi padre redujo la marcha y nos dijo. “Mirad. Un lobo”. El animal cruzó la carretera de izquierda a derecha y comenzó a subir por un camino. Paramos el coche para contemplar cómo subía con un andar elegante y majestuoso, cómo se paraba, se volvía, nos miraba un instante y seguía tranquilamente. Hasta ese momento el lobo, para mi, había sido el malo de los cuentos, con el que se asustaba a los niños y del que los abuelos decían: “Como no comas todo viene el lobo y te come”. Ese día comprendí que algo no encajaba. No podía ser tan malo. Que su mala fama tendría que ser por alguna razón. Años después comprendí que la razón fundamental era que el hombre y el lobo, durante siglos, han competido por el mismo recurso, la ganadería; y es, en ese ámbito, donde se han generado y seguirán generándose, a menos que cambien mucho las cosas, los mayores problemas.
La segunda mirada ocurrió muy cerca de Zamora. Fue a una loba, a la que le faltaba una pata delantera, más concretamente una mano, y pese a esta dificultad, vivió varios años por la misma zona. Tenía una mirada dulce pero llena de miedo y recelo. De ella admiré su valentía, su esfuerzo y siempre me preguntaba cómo demonios podía cazar. ¿Qué cazaba? Seguramente conejos, topillos y ratones de campo aunque casi seguro se beneficiara de las capturas de la manada. Era increíble verla correr a tres patas, esforzándose siempre por seguir adelante, por sobrevivir costase lo que costase. Seguramente un cepo, o un lazo le cortó la pata.
Lobo caido en un lazo (Fotografía de L.O.Z. publicada en La Opinión de Zamora (15-II-2010))
La caza ilegal es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los lobos. Se estima que solamente en Castilla y León cada año se matan más de 300 lobos de manera ilegal, sobre todo con lazos, cepos y venenos. El pasado año saltó a los medios de comunicación una noticia del hallazgo de lazos cerca de Anta de Rioconejos. (Si pincháis AQUÍ veréis la noticia que salió en La Opinión de Zamora). Desde ese encuentro, el lobo consiguió mi admiración por su solidaridad con los miembros de la manada ya que, seguramente, sin su ayuda, esa loba no habría podido sobrevivir.
La tercera mirada fue a 3 m de distancia. Mi hermano y yo nos dirigíamos, a las 8 de la mañana, a una finca en la misma zona en la que había vivido la loba de tres patas años antes. En una curva de 90º mi hermano dijo: “Para. Un lobo”. Miré a la cuneta y allí estaba. Mirándonos. Su mirada color miel nos sopesaba, nos medía, nos preguntaba si éramos una amenaza para él. Nos quedamos de piedra. Pasados unos segundos decidió irse ladera arriba. Lo hizo de forma imponente ya que subió corriendo la ladera mirándonos fijamente, sin perdernos de vista. Era increíble verle correr hacia delante, con la cabeza vuelta, mirando hacia atrás, hacia nosotros.
El día anterior había habido una batida de jabalís y en el pueblo se hablaba de que también habían matado a una loba preñada y a dos subadultos. Se les había escapado el lobo alfa. Era él. El lobo que vimos de mirada cansada, pero firme, de mirada triste pero esperanzada. Nunca he vuelto a ver un lobo tan de cerca en libertad y según escribo estas líneas recordando el momento, todavía se me ponen los pelos de punta. Nunca olvidaré su mirada. Desde ese momento me di cuenta de la fragilidad de su vida. De su lucha constante con el hombre y de su vulnerabilidad.
Las batidas y cacerías de lobos ilegales son otro de los problemas a los que deben enfrentarse. Como se hablaba por el pueblo, en esa batida, sin permiso alguno, se habían matado tres lobos; uno de ellos, una loba preñada. ¿Cuántas veces pasará lo mismo? ¿Y las cacerías ilegales? (Si queréis leer una noticia acerca del tema pinchad AQUÍ.)
Tres problemas. Furtivismo, caza ilegal y ataques al ganado. A cada cual más complicado de solucionar, sobre todo si las partes en discordia no se ponen de acuerdo, no ceden en sus pretensiones. Quizás acciones como el programa Wolf: Wild Life & Farmers abran una esperanza. Como dice Miguel Delibes de Castro: “Para tener lobos en el siglo XXI debemos aprender a convivir no sólo con ellos sino, también, con otras personas que piensan acerca del lobo de manera diferente a como pensamos nosotros. Debemos tener la mente abierta para comprender a otros que aún temen al lobo, o incluso lo desprecian, porque resulta peligroso para sus ganados”. Añadiría que esos que aún temen al lobo, o incluso lo desprecian, porque resulta peligroso para sus ganados deben comprender que tienen que acostumbrase a que donde el lobo había desaparecido, está volviendo, y si quieren tener menos problemas con él, deben de cambiar sus hábitos de manejo del ganado, deben de volver a sus usos tradicionales (mastines, cercados, pastor con las ovejas) y así evitarán muchos problemas y, por supuesto, la junta de Castilla y León debe de pagar todos los daños causados. Mientras no se cambie de mentalidad los problemas seguirán existiendo.
(Agradezco a Poli su magnífica fotografía)

2 comentarios:

  1. La primera foto es impresionante. Ojalá podamos estar algún día tan cerquita de un lobo...

    ResponderEliminar
  2. Cierto, esperemos que alguno de los días en que vayamos a verlo, tengamos la oportunidad de hacerlo desde tan cerquita...

    ResponderEliminar